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Los niños salvajes y el aprendizaje del lenguaje

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En Lingüística Perycomiana vamos a centrar las primeras entradas en hablar del aprendizaje del lenguaje. Para ello, vamos a enfocar el análisis de este aprendizaje bajo los casos de los niños salvajes que tantos problemas han presentado a la hora de hablar una lengua. ¿Es posible que los niños salvajes aprendan un lenguaje? ¿Existe un período crítico del cerebro en el que se tiene que aprender el habla porque si no la facultad se pierde completamente?

Intentaremos desde este blog reflexionar y mostrar nuestra opinión respecto a este tema tan controvertido que ha sido calificado como “un experimento prohibido”. En posteriores entradas, también comentaremos otros casos de niños salvajes y esclarecemos de manera más profunda las dudas en torno a qué es el período crítico y si de verdad existe. Pero en esta entrada en concreto vamos a basar la reflexión a partir de los casos de Víctor y de Genie, dos niños salvajes con características muy distintas.

Es por eso que algunos científicos consideran que existe un período crítico, una edad en la cual si una persona no aprende un lenguaje, jamás podrá aprenderlo. Sin embargo, en Lingüística Perycomiana consideramos que esto no es del todo cierto. El período crítico suele establecer antes de que comience la pubertad. Sin embargo, con Genie pudimos ver una gran evolución en el aprendizaje del habla que no se reducía a una simple repetición de los ejercicios. Es decir, Genie conseguía expresar mediante el lenguaje hablado cosas que ella pensaba o que quería realizar.

VICTOR DE AVEYRON
En primer lugar hablaremos de Víctor, un niño salvaje que fue encontrado en Aveyron (Francia) en 1799. Los médicos que le internaron en el colegio especial supusieron que tenía alrededor de unos 12 años. En un primer momento se pensó que Víctor (que no era su nombre real)  era deficiente mental y, además, sordomudo. Sin embargo, el joven médico Jean Marc Gaspard Itard, que tuvo la oportunidad de conocer a Víctor en el centro en el cual fue ingresado, tenía otra opinión respecto a la naturaleza de este niño. Es por eso que se encargó de su custodia y decidió enseñarle la lengua francesa mediante diferentes ejercicios con el abecedario y algunos que otros objetos.

Victor en una escena de "El pequeño salvaje"
GENIE, LA NIÑA SALVAJE
En segundo lugar tenemos a Genie, una niña salvaje que fue descubierta en su propia casa de Los Ángeles de California (Estados Unidos) en 1970, cuando tenía solo 13 años de edad, después de que sus propios padres la hubieran aislado completamente en una habitación a oscuras sin enseñarle apenas a hablar. En este caso, Genie fue trasladada directamente a un colegio especial en el cual varios lingüistas, psicólogos y médicos quisieron investigar si podía ser capaz de aprender la lengua inglesa. Desde un principio también se cuestionaron si Genie tenía un retraso mental desde su nacimiento.

SIMILITUDES Y DIFERENCIAS
Han sido varias las comparaciones que se han hecho entre dos casos. La razón de ello es que Genie fue descubierta poco antes de que se estrenase la película “L'enfant sauvage” (El pequeño salvaje) de François Truffaut que se basaba en los diarios que Jean Marc Gaspard Itard escribió sobre Victor de Aveyron, el primer niño salvaje del que se tiene constancia. Sin embargo, no son tantas las similitudes que existen entre estos pequeños.

Víctor fue abandonado en la inmensidad del bosque, por lo que, aunque no aprendió a hablar, éste pudo moverse con total libertad, emitir sonidos y onomatopeyas que podía escuchar en el bosque y establecer su propio método de comunicación (que no se basaba en la lengua). En contra de lo que creían, Víctor no era sordomudo, sino que no le afectaban los sonidos fuertes y escandalosos, aunque sí reaccionaba ante, por ejemplo, el sonido de una nuez rompiéndose detrás de él. En cuanto a su habilidad para emitir sonidos, Víctor se esforzó bastante en ello, pero sus cuerdas vocales no estaban entrenadas. Además, tenía una marca en la garganta que permitía suponer que su aparato fonador había sido afectado por algún corte.

Genie fue recluida en una habitación, atada en una silla que tenía un orinal, lo que le provocó después tener una movilidad compleja a la hora de andar y coger objetos. Las pocas palabras que aprendió son las que podía escuchar cuando sus padres discutían al otro lado de la habitación, pero ella no podía emitir sonidos porque cada vez que lo hacía, su padre le pegaba. Por tanto, también hay una parte traumática en el hecho de que ella no quiera hablar.

Genie, la niña salvaje
Por otro lado, Víctor murió a una temprana edad. Consiguió relacionar algunas palabras con sus objetos y a pronunciar de una manera confusa “lait” (leche) cada vez que la quería. Sin embargo, y debido a que no hay más anotaciones en el diario de Itard, no se sabe si consiguió aprender algo más en la lengua francesa o si lo que había aprendido eran simples repeticiones, trucos producidos por el cerebro que solo le servían para obtener la recompensa que el médico le daba cada vez que hacía algo bien. Aun con todo esto, Víctor sí era capaz de comunicarse con las personas. Lo hacía mediante gestos y movimientos (cuando quería comer o quería beber agua).

En el caso de Genie (que sigue viva después de 40 años), ésta si logró aprender, de alguna manera, a comunicarse mediante el habla, a aprender una lengua (aunque no de manera perfecta). No sólo relacionaba palabras con sus objetos, sino que también podía construir ella misma los mensajes. Es cierto que estos carecían de relación gramatical, pero sí tenían un sentido entendible. Genie, incluso desarrolló su capacidad de desplazamiento, es decir, de utilizar el lenguaje para referirse a sucesos del pasado relacionados con su trauma infantil provocado por su padre.

También se pensó que Genie podía ser retrasada. Sin embargo, las pruebas de inteligencia realizadas mostraron que su inteligencia era mayor año tras año (aunque se puso en cuestión el método de evaluación porque Genie podía haber aprendido esas pruebas mediante repetición). Además, le enseñaron la lengua de signos, así como a mostrar sus sentimientos como el enfado o la rabia. Lo que más les interesaba a los investigadores era proporcionarle un ambiente agradable, en el que tuviese unas figuras paternas que la quisieran y la tratasen correctamente.

Pero los motivos de la investigación de Genie no quedaron muy claros. Los vídeos grabados no tenían un orden, las pruebas carecían de sentido lógico y la madre biológica de Genie interpuso una demanda a los investigadores. A partir de este momento, el denominado “experimento prohibido” de dudosa ética no se volvió a llevar a cabo y Genie fue acogida en varias casas (en alguna, incluso, sufrió de nuevo malos tratos).

EL LENGUAJE, SUS CARACTERÍSTICAS Y EL PERÍODO CRÍTICO
Zonas del cerebro relacionadas con el lenguaje
Fijándonos en los dos casos que estamos analizando, podemos apreciar cuáles son las características más importantes del lenguaje hablado y lo que es necesario para que éste se desarrolle. En primer lugar, el lenguaje es necesario porque permite desarrollar la inteligencia. El poseer un habla más avanzado y enriquecido ayuda a poder expresar con mayor amplitud sentimientos, emociones y situaciones que en un nivel de menor desarrollo no sería posible.

A pesar de que poseemos una capacidad cerebral para aprender un lenguaje (en el hemisferio izquierdo, el área de Broca se asocia a la producción del habla o lenguaje y el área de Wernicke se asocia a la comprensión), el lenguaje necesita ser aprendido, por ello tiene que desarrollarse en sociedad y va a depender esencialmente de las condiciones físicas y emocionales (Genie, por ejemplo, tenía mayor dificultad a la hora de hablar debido al trauma de su infancia).

El aprendizaje del lenguaje no sólo consiste en hablar a un bebé. Tiene que existir una serie de rituales de comportamiento como el afecto, la relación del lenguaje con los objetos, las reacciones al decir una u otra cosa, las imágenes, los sonidos, la escritura y también la capacidad auditiva y motora. Tiene que proporcionarse un ambiente correcto basado en el cariño y la dedicación para que un lenguaje se aprenda de manera natural, para que así podamos construir millones de mensajes, expresar diferentes emociones, contar qué nos ha ocurrido, etc.

Kanzi, la bonobo inteligente
La cuestión del aprendizaje del lenguaje humano no sólo se ha reducido a los casos de niños salvajes, sino que algunos investigadores han intentando que ciertos primates (como chimpancés o bonobos) logren aprender el lenguaje humano. Hubo un experimento, el cual Susan Savage realizó con la bonobo Kanzi, en el que se vieron resultandos asombrosos. Kanzi podía crear oraciones mediante un lenguaje de lexigramas (símbolos que representan palabras) que, realmente, comunicaban y expresaban lo que Kanzi sentía o quería en ese momento sin basarse en trucos de repetición para recibir una recompensa.

Sin embargo, a pesar de la evidente evolución y capacidad cerebral, desde Lingüística Perycomiana consideramos que sigue habiendo una gran diferencia entre el lenguaje animal y el humano. Los avances que se consiguieron con Kanzi fueron significativos, pero los animales siguen careciendo de una capacidad de desplazamiento para expresar el pasado y el futuro, algo que los humanos sí somos capaces de enunciar mediante el lenguaje, ya sea hablado, escrito o con signos. 

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